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¿Qué es la gestión de riesgos?
La gestión de riesgos es un proceso estratégico que implica identificar, evaluar y mitigar amenazas potenciales que podrían comprometer los datos, sistemas y operaciones confidenciales de una organización. El objetivo de la gestión de riesgos, y en particular de la gestión de riesgos cibernéticos, es minimizar el daño potencial implementando controles de seguridad, reduciendo las vulnerabilidades y garantizando la continuidad del negocio.
La importancia de la gestión de riesgos
El panorama de amenazas nunca ha sido más complejo y, dado que hoy en día la mayor parte de los negocios se realizan digitalmente, los datos nunca han sido más vulnerables. Las organizaciones necesitan hacer un inventario de sus procesos de gestión de riesgos cibernéticos y elaborar un plan que no busque exclusivamente supervisar el riesgo, sino también mitigarlo y brindar información útil en medio de circunstancias imprevistas, como los ciberataques.
Además, con la implantación de regulaciones de cumplimiento cada vez más estrictas, las organizaciones necesitan reforzar la identificación de riesgos, fortalecer la seguridad y gestionar las vulnerabilidades de forma más eficaz. A medida que IoT, OT y GenAI siguen proliferando, surgirán vectores de ataque y áreas de vulnerabilidad adicionales, lo que aumentará nuestro riesgo. Cuanto más rápida y precisamente pueda una organización identificar los riesgos potenciales, mejor podrá proteger su negocio frente a ataques accidentales y maliciosos.
Tipos de riesgo
En el contexto de la ciberseguridad, las organizaciones se enfrentan a cinco categorías clave de riesgos que pueden afectar a su postura general de seguridad.
- El riesgo estratégico surge cuando las decisiones de ciberseguridad no están alineadas con los objetivos a largo plazo de la organización, lo que potencialmente conduce a resultados costosos e ineficaces.
- El riesgo operativo implica interrupciones en las operaciones diarias de ciberseguridad, como fallos del sistema o errores humanos, que podrían exponer vulnerabilidades o provocar infracciones de datos.
- El riesgo financiero se refiere a las posibles pérdidas financieras debido a los ciberataques, incluidos los costes asociados a la corrección, los gastos legales y las multas.
- El riesgo de cumplimiento hace referencia al riesgo de no satisfacer las normas y regulaciones de ciberseguridad, lo que podría dar lugar a sanciones y acciones legales.
- El riesgo para la reputación es el daño potencial a la imagen pública de una organización o a la confianza de los clientes después de un incidente de ciberseguridad, que puede tener consecuencias comerciales a largo plazo.
Al abordar estos distintos tipos de riesgos, las organizaciones pueden garantizar un enfoque más integral para salvaguardar sus operaciones y objetivos. En la siguiente sección, cubriremos el proceso de gestión de riesgos paso a paso.
El proceso de gestión de riesgos
Ahora que entendemos los distintos tipos de riesgos en ciberseguridad, podemos establecer un proceso estructurado para gestionarlos. Así es como las organizaciones deben abordar la gestión de riesgos.
- Identificar: señalar posibles riesgos de ciberseguridad mediante la evaluación de sistemas, redes y procesos. Identificar vulnerabilidades, autores de amenazas y posibles vectores de ataque.
- Evaluar: analizar los riesgos identificados para determinar su probabilidad y su posible impacto. Asigne la prioridad correspondiente en función de factores como la gravedad, la importancia comercial y la exposición.
- Controlar: desarrollar e implementar estrategias para mitigar o eliminar riesgos. Esto podría implicar invertir en medidas rigurosas de ciberseguridad y protección de datos, así como implementar un marco integral de cuantificación de riesgos.
- Supervisar: realizar un seguimiento continuo de la eficacia de los controles implementados. Actualizar periódicamente las estrategias de gestión de riesgos para adaptarse a las amenazas cambiantes y las vulnerabilidades emergentes.
En la siguiente sección, veremos cómo las organizaciones más grandes con mayores perfiles de riesgo gestionan y mitigan dichos riesgos.
Gestión de riesgos empresariales (ERM)
A diferencia de la gestión de riesgos tradicional, que a menudo se centra en amenazas o proyectos específicos, la gestión de riesgos empresariales (ERM) identifica, evalúa y gestiona de forma integral los riesgos en toda la organización. Al hacerlo, ERM permite a las organizaciones gestionar la incertidumbre de forma estructurada y alinear la gestión de riesgos con los objetivos de la empresa.
Si bien tanto la ERM como la gestión de riesgos tradicional tienen como objetivo mitigar el riesgo, la ERM adopta una visión integral de los riesgos y oportunidades potenciales, integrando las consideraciones de riesgo en la estrategia y los procesos de toma de decisiones de la organización. A continuación se presentan algunos diferenciadores clave cuando se trata de ERM:
- Alcance integral: ERM aborda los riesgos en todas las áreas de la organización, abarcando los riesgos estratégicos, operativos, financieros, de cumplimiento y de reputación, en lugar de centrarse en riesgos aislados.
- Alineación estratégica: ERM vincula el proceso de gestión de riesgos directamente con los objetivos y la estrategia a largo plazo de la organización, garantizando que las consideraciones de riesgo sean parte de la planificación estratégica.
- Participación multifuncional: ERM requiere la colaboración entre varios departamentos y niveles, lo que garantiza que los conocimientos sobre riesgos se compartan y aborden en toda la organización, en lugar de quedar aislados en equipos específicos.
- Proactividad (versus reactividad): ERM enfatiza un enfoque proactivo y con visión de futuro para identificar riesgos y oportunidades emergentes, mientras que la gestión de riesgos tradicional a menudo responde a riesgos conocidos o pasados.
Gestión de vulnerabilidades frente a gestión de riesgos
La gestión de vulnerabilidades y la gestión de riesgos suelen utilizarse indistintamente, pero representan prácticas distintas con alcances y objetivos diferentes. Si bien ambas son componentes integrales de una estrategia integral de ciberseguridad, comprender sus diferencias e interconexiones es crucial para crear un marco de defensa resistente.
La gestión de vulnerabilidades es un proceso continuo que identifica, evalúa, prioriza y mitiga las debilidades de seguridad conocidas dentro de los sistemas, redes y aplicaciones de una organización. Las organizaciones implementan programas de gestión de vulnerabilidades para reducir su superficie de ataque, es decir, para cerrar las puertas abiertas antes de que los ciberdelincuentes puedan atravesarlas.
Las características clave de la gestión de vulnerabilidades incluyen:
- Identificación: análisis de sistemas y redes en busca de vulnerabilidades conocidas, como software sin parches, configuraciones erróneas o protocolos obsoletos.
- Priorización: no todas las vulnerabilidades representan el mismo nivel de amenaza. La gestión de vulnerabilidades implica evaluar la gravedad de cada una y dar prioridad a la solución en función de factores como la evaluación del sistema de puntuación de vulnerabilidades comunes (CVSS), la importancia de los activos y la probabilidad de explotación.
- Corrección: una vez identificadas y priorizadas las vulnerabilidades, se revisan, mitigan o aceptan según el riesgo que representan y los recursos de la organización.
- Supervisión continua: dado que periódicamente se descubren nuevas vulnerabilidades, la gestión de vulnerabilidades no es una actividad única sino un proceso continuo e iterativo.
Diferencias clave
Por qué las organizaciones necesitan ambos
Las organizaciones no pueden confiar únicamente en la gestión de vulnerabilidades o en la gestión de riesgos; necesitan ambas para garantizar una postura potente en materia de ciberseguridad.
La gestión de vulnerabilidades aborda debilidades específicas, a menudo técnicas, que los atacantes podrían explotar. Sin embargo, incluso si una organización corrige con éxito todas las vulnerabilidades conocidas, persisten otros riesgos, como errores humanos, amenazas internas o ataques a proveedores externos. La gestión de riesgos, por otro lado, proporciona un marco estratégico más amplio, que incluye la gestión de vulnerabilidades como uno de sus componentes.
Al integrar estas dos prácticas, las organizaciones pueden adoptar un enfoque más integral de la ciberseguridad, garantizando así que se aborden tanto los problemas técnicos inmediatos como los riesgos estratégicos a largo plazo.
Mejores prácticas de gestión de riesgos
Antes de que su equipo pueda implementar la gestión de riesgos de acuerdo con las mejores prácticas, es importante comprender que la gestión de riesgos es un proceso, no una solución. A continuación se presentan cuatro estrategias clave que los equipos de gestión de riesgos deben priorizar:
- Evaluar y actualizar periódicamente los protocolos de seguridad. Revisar y mejorar continuamente sus medidas de seguridad para mantenerse a la vanguardia de las amenazas cambiantes, garantizando que las tecnologías o procesos obsoletos no dejen brechas en sus defensas.
- Implementar la autenticación multifactor (MFA). Fortalecer el control de acceso al exigir múltiples formas de verificación, reduciendo el riesgo de acceso no autorizado a sistemas y datos confidenciales.
- Realizar capacitaciones frecuentes a los empleados. Educar al personal sobre cómo reconocer el phishing, la ingeniería social y otros vectores de ataque comunes, ya que el error humano sigue siendo uno de los riesgos de ciberseguridad más importantes.
- Invertir en la gestión integral de riesgos. Aprovechar un enfoque holístico para identificar, medir y priorizar los riesgos en toda su organización, garantizando una toma de decisiones informada, medidas de amenazas avanzadas y, sí, gestión de vulnerabilidades.
Zscaler para la gestión de riesgos
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- La gestión unificada de vulnerabilidades correlaciona los hallazgos de seguridad y el contexto que abarca la identidad, los activos, el comportamiento del usuario, los controles de mitigación, los procesos comerciales, la jerarquía organizacional, etc. Estos valiosos conocimientos ponen de relieve sus brechas de seguridad más importantes y le permiten reducir significativamente su riesgo.
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